viernes, 30 de diciembre de 2011

Volver



Porque deseo que el perfil de mi rostro vuelva a reposar sobre tu hombro, y no sobre aquel libro que agarro todas las noches intentando leer hasta llegar la madrugada...

lunes, 12 de diciembre de 2011

Ahí estás.

Y entonces es como el año anterior.
Ahí estás.
Esperándome en la concha acústica de la Universidad.
Eres feliz con solo verme comer
y luego querrás leer
todas las cartas que hiciste para mí...
y cantarme una canción y que yo te diga que sí.
Ahí estás.
Dándome esas atenciones que nadie ahora me da.
Mal acostumbrada me dejaste,
¿sabes?
Debo admitir que la mejor sorpresa de mi vida me regalaste:
"Andrés en portería",
me dijo el vijía
aquella noche de septiembre.
¿O fue octubre?
No lo recuerdo,
estuviste conmigo poco tiempo
y ni huella dejaste.
Esa noche bajé a verte
con temor a que llegaran mis padres,
y te vieran...
¿Qué hacías en mi casa?
¿Por qué me visitaste?
Nunca entendí por qué me querías
cuando de antemano te dije que aún no podía olvidarle.
"¿Cómo puedes querer a alguien que no te quiere?",
me contestaste.
Así, como tú quisiste a alguien
que mientras estaba contigo
escribía para otra persona...
otro alguien que de seguro en ese momento estaría haciendo otra cosa.
Sí, justo así.
Así y ahora cuando yo quiero a alguien
cuyas letras deberían ser mías,
pero no lo son...
así como cuando no te pertenecieron las mías,
y como ahora que te dedico algunas,
siendo franca,
me siento pagando una deuda.
Pero ahora ahí estás.
En mí.
Te recuerdo porque te llego a sentir,
porque te siento ahora,
porque aunque sé que ya te hace feliz otra persona
y también soy feliz por eso,
no puedo abandonar el gusto que sentía por tus deseos;
de quererme, de consentirme, de no dejarme sola.
Extraño ese llavero,
las cartas,
las estrellas de origami...
hasta ese beso en que se te puso la boca morada
por haberte mordido tan duro.
¿Qué te digo?,
traté de callar en todas nuestras despedidas.
Y ahora ahí estás, ojos bonitos,
desde la fotografía que tienes con tu novia, saludándome.
Ay, ojos bonitos, ¡si hubiera aprendido a amarte...!

miércoles, 7 de diciembre de 2011

Habla

A veces olvido que ya me he acomodado a las circunstancias.
A veces me parece, cuando hablas,
que vas a decirme algo importante.
Y entonces mi alma
se siente desesperada,
ansiosa como un niño pequeño
cuya pelota se ha atorado en un tejado,
y él la mira fijamente
mientras ella rueda, y por igual,
amenaza con quedarse o con bajar.
Así te observo yo cuando modulas,
aunque resulte que lo único que se escapa
de tus labios es un "bueno"...
pero al menos,
tengo el privilegio de verlos modular.

Habla.

No tienes que decirme cosas bellas,
no quiero "te quieros"
salidos de contexto,
sólo quiero oír qué te sucedió en el súpermercado la semana pasada...
qué se siente no tener dinero,
qué piensas de la universidad.
Quisiera ser tu almohada,
esa que exprimes mientras tus lágrimas
de frustración caen;
la exprimes, sí,
pero con justa causa:
la ahogas porque tienes rabia,
le gritas porque en cierto sentido te ata...
pues es lo único que en este mundo te calma.

Calma.
Quiero ser tu calma.
Quiero calmarte tanto que no temas hablar.

Habla.

Dime que estás cansado,
que te sientes adulto antes de tiempo,
dime que no quieres más llamadas,
que te faltan los temas interesantes.
Que ya no quieres una novia
que te acompañe a toda hora,
que te exija hablar de intelectualismos
cuando ya no le apetezca besarte más.
Dime que quieres a alguien que te haga reír más seguido,
que haga que tus problemas se esfumen,
alguien con quien estar cuando tú lo decidas.

Puedes decirme que le amas todavía.
Que yo no fui capaz.
Pero habla.

Habla y no te preocupes por mis gafas empañadas.
No es el llanto.
Es una lluviecilla que sobre mí cae,
producto de mi historia,
mis dramas,
de lo que quisiera ser...
pero aunque todo aquello me frenase alguna vez,
puedo acelerar al escucharte.
Puedo liberarte
aunque yo misma no pueda aflojar mi propia soga.
Puedo ser muy amistosa...
solamente si no callas.

Por favor,
habla.

miércoles, 30 de noviembre de 2011

Si yo fuera yo



("Ghost Girl", Mark Ryden).

"Sin ti, las emociones de hoy no son más que la piel muerta de las emociones de otros tiempos..." -Hipólito.


Sé que algún día
lograré entenderme a mí misma.
Y entonces,
aquel día moriré.

Si yo fuera yo,
aceptaría que a veces
ame el arte,
pero a medias...
que finja olvidar
cuando añoro hacerlo con todas mis fuerzas.

Si yo fuera yo,
me relajaría en la vida,
respiraría despacio,
haría deporte,
me levantaría temprano,
escribiría poesía,
bebería cerveza en el centro
cada fin de semana.

Si yo fuera yo,
viviría anónima,
no figuraría,
no tendría necesidad de llenarme la boca
diciéndome artista,
porque lo sentiría.

Si yo fuera yo,
me arrancaría de la piel
tanto cliché
que tiene mi tinta,
tanto capricho que me condiciona el corazón.

Si yo fuera yo,
sería una mujer compleja
con necesidades simples,
sin que aquello resulte
insoportablemente fácil.

¡Si yo realmente fuera yo...!,
no me estaría preguntado
por qué carajos no me apreciás,
porque no me importaría
amarte cuando pueda,
y no cada que estés lejos.

Pero yo no soy yo,
porque no logro que vos seás
quien yo quiero ser para otra persona.

lunes, 14 de noviembre de 2011

Delete

Y de nuevo borraré aquel día del calendario.
Otra vez fingiré quedarme en la nada
mientras las cursilerías pasan,
esconderé los detalles
y las palabras consideradas
-no dichas-.
Meteré a los pensamientos que te llaman
en una gabeta,
y me clavaré en la cara
una sonrisa,
una conversación fluida,
una despedida sin azúcar.
También dejaré que las musas
se vayan,
coseré las lágrimas
y me haré un bonito collar con ellas...
así podré llevarlas siempre conmigo
y de paso, mis ojos descansan.
Ellas me recordarán lo mucho que te añoro,
y reemplazarán en el lente del caleidoscopio
la imagen de tus desplantes,
por una menos bizarra,
tal vez aquel cuadro de después de la película.
Fue lindo,
porque no sucedió en uno de esos días...
los que fueron borrados del calendario,
los que hasta hoy se esfuerzan por salir.
Y cuando salen quiero atar las palabras
que de mi boca se escapan,
o que de mis manos corren decantadas,
con tal de no causar molestias...
recuerda que tenemos una ninfómana en casa.
Mañana borraré de nuevo la fecha,
esa que dejó de importarme,
esa que nunca será mencionada...
y me sumergiré en un libro
o aprenderé a nadar en una olla con sopa hirviendo,
mientras regreso a este tiempo
y para nuestro amor se retoma el conteo.


-Te amo, feliz 14 de noviembre-

jueves, 10 de noviembre de 2011

Enfrentar la realidad




Vivo en un mundo de personas hechas de aire,
niñas con nariz de masmelo y hombrecitos rojos que lanzan agua.
Vivo en un mundo donde está prohibido masticar los sueños para que así, al tragarlos, no haya excusa para no cumplirlos.
Vivo en un mundo donde las casas son de follaje recién cortado y los hospitales, de ramas de árbol.
Vivo en un mundo donde los niños salen de las ollas llenas de sopa caliente, y donde todas las parejas están completas, solo sobra una.
Vivo en un mundo donde en vez de reír, se llora, donde las hojas de árbol no arrullan y las plumas en cambio, hacen llorar.

Cuando ya no me guste vivir allá, estaré dispuesta a darme la vuelta.

(Draw by: Quino ^^)

martes, 1 de noviembre de 2011

Desamor. [Otoniel Guevara]


("Mujer joven defendiéndose de Eros", por W. Bouguereau.)


Te devuelvo los pájaros del pecho
Te devuelvo tus cartas (sin palabras)
Te devuelvo los pies sobre la tierra
Te devuelvo tus sílabas secretas

Te devuelvo las llaves de mi sueño
Te devuelvo el placer que bautizaste
Te devuelvo lo que me fio tu vientre

Te devuelvo el sudor del cubrecama
Te devuelvo el olor de los jazmines

Te devuelvo el zapato que tiraste

Devolveme la calma

viernes, 30 de septiembre de 2011

Llora por ti, Latinoamérica.

Aunque en otros mundos sea la buena educación, el trabajo regido por la ética protestante o el conocimiento orientado al desarrollo de la tecnología, aquí abajo la herencia para las nuevas generaciones la constituye el concepto de estancamiento. Sí, América Latina está delimitada por la convicción de que el progreso es un mito, debido a que este subcontinente es un cúmulo de países cortoplacistas, en donde la mayoría de sus habitantes terminan sobreviviendo a diario… no se piensa en el mañana mientras se solucionen las necesidades básicas de una vida digna en el hoy. Es así como el hecho de no tener en nuestras mentes, y peor aún, en nuestra identidad, la idea de “Planeación”, se convierte en un estancamiento para aquellos que trabajan desde muy temprana edad y que, inconscientemente, transmiten el trabajo inequitativo en sí a sus hijos, como la única forma de ganarse un lugar de la existencia en este planeta.

Pero “lamentablemente”, este mecanismo cotidiano de supervivencia no le da esperanzas a la gente que lo adopta, aunque sí le dé pan de vez en cuando. Por ello, en estos países, donde los gobiernos parecen ser sordos, a las poblaciones no les queda más remedio que coger esa parte de su herencia dada por el sincretismo religioso, tomando como alternativa de vida los principios morales antes que los de la biología tradicional (la supervivencia del más fuerte, la red trófica). Y de este modo, las personas de aquí persisten en este mundo; a veces de una manera tan milagrosa, que quien observe desde afuera podría apostar que sacan comida del aire. Claro que no todos, recuerden que estamos hablando de una tierra, en donde las tasas de mortalidad infantil y las expectativas de vida para los adultos pueden equipararse con las de un continente más perdido, como África.

Sin embargo, es por la misma herencia que la esencia del pueblo que lucha por sobrevivir a diario permanece, es por lo que Latinoamérica será reconocida ante las demás regiones del mundo… porque mientras sus moradores realizan actividades que varían según el hambre del trajín diario, también lograr intercambiar constantemente los roles de víctimas y victimarios establecidos en cada uno de sus países. Por fortuna, este todavía se considera un continente con esperanza vital.

Laura Bayer Yepes.


[...Sé que no va mucho con el estilo del blog, pero simplemente era algo que no quise dejar pasar, ni que se quedara en un simple informe para la clase de Historia.]

domingo, 25 de septiembre de 2011

Mátame.



Mátame.
Porque soy Sísifo en una tarea eterna.
No puedo borrar imágenes de tu mente,
menos recuerdos...
Y si te coso los ojos, aún así no evitaré que dejes de verle.
Pero eres mi niño, y quisiera cuidarte...
¿Puedo una vez más besarte?
Soy incapaz de tenerte.
Ella es la luna,
que se puede contemplar,
tiene forma definida,
hasta se puede regalar...
y yo,
el sol,
a quien nadie podrá mirar jamás.
¡Ja!
Sólo pregunto cómo logrará
hacer que despiertes de un sueño muerto.

(Pinta: Gino Rubert.
Gracias, maestro, aunque no podrá leer esto, sus pinturas siempre me inspiran... o mejor, siempre saben qué siento.)

lunes, 19 de septiembre de 2011

Esperando...




Mirada baja, aún brilla. Mis manos aguardan.
No cubro mis ojos, ya mis lentes se empañarán por mí.
No quiero verme lánguida.
Ahí está el arete perdido...
¿y Laura, dónde está?
¡Ojalá que no sea acá!


jueves, 30 de junio de 2011

Y es así como el deseo se evapora en la yema de mis dedos...

Se evapora y se escapa.
Se va, pero tú continúas...
¿Ya sabes?
A veces le odio,
a veces lo añoro.
A veces pienso que no somos nada.
Nada y todo, todo y nada.
Y es así como el deseo
se evapora en la yema de mis dedos...
añorando la nada
y aborreciendo el todo.
¡El todo!
Sólo tu piel que me calcina.
Pero si él se marcha,
¿te calcinará la mía?


miércoles, 29 de junio de 2011

¿Hasta dónde?

¿Qué es lo que harías?
¿Qué estarías dispuesta a hacer por él?
¿Dejarías que te hiciera
despertar de un sueño muerto,
que te cambiara
la imagen de tu cara,
que hiciera temblar
hasta la última célula de tu cuerpo?
Dime,
¿le permites
destruirte...?
¿Cuántas veces?
¿Tres al año,
una al mes?
-Depende.
¿De qué?
-Si lo sabe...
¿Cómo podría él saberlo?
Es la primera vez
que se digna a aparecer.
¿Vale la pena?
-Depende.
¿De qué?
-Del tiempo.
¡¿Tiempo?!
-Sí, el tiempo...
Sólo estás navegando en él.
Debes recordar que es un finito océano.
¿Y si me quedo?
-Si te quedas... ¿qué?
¡Exacto!
Me despertaría,
la cara me cambiaría,
¡temblaría...!
Hasta la última célula de mi cuerpo.
-¿Sería malo eso...?
Te contesto;
sólo dime hasta qué punto es bueno el amor.

lunes, 20 de junio de 2011

Poema 15.





Me gustas cuando callas porque estás como ausente,
y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.
Parece que los ojos se te hubieran volado
y parece que un beso te cerrara la boca.

Como todas las cosas están llenas de mi alma
emerges de las cosas, llena del alma mía.
Mariposa de sueño, te pareces a mi alma,
y te pareces a la palabra melancolía.

Me gustas cuando callas y estás como distante.
Y estás como quejándote, mariposa en arrullo.
Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza:
déjame que me calle con el silencio tuyo.

Déjame que te hable también con tu silencio
claro como una lámpara, simple como un anillo.
Eres como la noche, callada y constelada.
Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo.

Me gustas cuando callas porque estás como ausente.
Distante y dolorosa como si hubieras muerto.
Una palabra entonces, una sonrisa bastan.
Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto.



Pablo Neruda.

Me quedo.


("Héroes", de Gino Rubert.)

En días como estos
añoro los tiempos
en que no podía hallarme.
Te besé,
me besaste,
me lamiste el cuerpo
con felonía,
las piernas me arrancaste.
Me arrancaste las piernas
y te las pegaste en la cabeza
para que no escapase...
¡Irme! ¿A dónde podría?
Me dejaste sin pies con tu mentira
y sentía que la desconfianza
me succionaba...
hacia abajo cual arena movediza.
¡En la cara!
Fue en la cara que me diste
con el trasero liposuccionado de la ironía.
Y aún no pretendo irme.
No me voy
porque ya pusiste sello y firma:
¡bien hecho!
Has dicho que tienes miedo,
miedo de perderme.
¿Y por qué no dejo de quererte?
Como todo en mi vida;
¡por el ser masoquista
que llevo dentro de mí!
No engañes al amor de frente,
porque el amor acepta realidades...
¡estoy sin armas! ¡Ya lo sabes!
Alzo los brazos porque
no creo que exista
aquel universo todavía,
donde pueda olvidarte.

"Si me engañas una vez, tuya es la culpa. Si me engañas dos veces, la culpa es mía" -Anaxímenes.

miércoles, 25 de mayo de 2011

Mujeres que leen y que no leen...



Esto en verdad vale la pena.


Sal con una chica que no lee (Por Charles Warnke)

Sal con una chica que no lee. Encuéntrala en medio de la fastidiosa mugre de un bar del medio oeste. Encuéntrala en medio del humo, del sudor de borracho y de las luces multicolores de una discoteca de lujo. Donde la encuentres, descúbrela sonriendo y asegúrate de que la sonrisa permanezca incluso cuando su interlocutor le haya quitado la mirada. Cautívala con trivialidades poco sentimentales; usa las típicas frases de conquista y ríe para tus adentros. Sácala a la calle cuando los bares y las discotecas hayan dado por concluida la velada; ignora el peso de la fatiga. Bésala bajo la lluvia y deja que la tenue luz de un farol de la calle los ilumine, así como has visto que ocurre en las películas. Haz un comentario sobre el poco significado que todo eso tiene. Llévatela a tu apartamento y despáchala luego de hacerle el amor. Tíratela.

Deja que la especie de contrato que sin darte cuenta has celebrado con ella se convierta poco a poco, incómodamente, en una relación. Descubre intereses y gustos comunes como el sushi o la música country, y construye un muro impenetrable alrededor de ellos. Haz del espacio común un espacio sagrado y regresa a él cada vez que el aire se torne pesado o las veladas parezcan demasiado largas. Háblale de cosas sin importancia y piensa poco. Deja que pasen los meses sin que te des cuenta. Proponle que se mude a vivir contigo y déjala que decore. Peléale por cosas insignificantes como que la maldita cortina de la ducha debe permanecer cerrada para que no se llene de ese maldito moho. Deja que pase un año sin que te des cuenta. Comienza a darte cuenta.

Concluye que probablemente deberían casarse porque de lo contrario habrías perdido mucho tiempo de tu vida. Invítala a cenar a un restaurante que se salga de tu presupuesto en el piso cuarenta y cinco de un edificio y asegúrate de que tenga una vista hermosa de la ciudad. Tímidamente pídele al mesero que le traiga la copa de champaña con el modesto anillo adentro. Apenas se dé cuenta, proponle matrimonio con todo el entusiasmo y la sinceridad de los que puedas hacer acopio. No te preocupes si sientes que tu corazón está a punto de atravesarte el pecho, y si no sientes nada, tampoco le des mucha importancia. Si hay aplausos, deja que terminen. Si llora, sonríe como si nunca hubieras estado tan feliz, y si no lo hace, igual sonríe.

Deja que pasen los años sin que te des cuenta. Construye una carrera en vez de conseguir un trabajo. Compra una casa y ten dos hermosos hijos. Trata de criarlos bien. Falla a menudo. Cae en una aburrida indiferencia y luego en una tristeza de la misma naturaleza. Sufre la típica crisis de los cincuenta. Envejece. Sorpréndete por tu falta de logros. En ocasiones siéntete satisfecho pero vacío y etéreo la mayor parte del tiempo. Durante las caminatas, ten la sensación de que nunca vas regresar, o de que el viento puede llevarte consigo. Contrae una enfermedad terminal. Muere, pero solo después de haberte dado cuenta de que la chica que no lee jamás hizo vibrar tu corazón con una pasión que tuviera significado; que nadie va a contar la historia de sus vidas, y que ella también morirá arrepentida porque nada provino nunca de su capacidad de amar.

Haz todas estas cosas, maldita sea, porque no hay nada peor que una chica que lee. Hazlo, te digo, porque una vida en el purgatorio es mejor que una en el infierno. Hazlo porque una chica que lee posee un vocabulario capaz de describir el descontento de una vida insatisfecha. Un vocabulario que analiza la belleza innata del mundo y la convierte en una alcanzable necesidad, en vez de algo maravilloso pero extraño a ti. Una chica que lee hace alarde de un vocabulario que puede identificar lo espacioso y desalmado de la retórica de quien no puede amarla, y la inarticulación causada por el desespero del que la ama en demasía. Un vocabulario, maldita sea, que hace de mi sofística vacía un truco barato.

Hazlo porque la chica que lee entiende de sintaxis. La literatura le ha enseñado que los momentos de ternura llegan en intervalos esporádicos pero predecibles y que la vida no es plana. Sabe y exige, como corresponde, que el flujo de la vida venga con una corriente de decepción. Una chica que ha leído sobre las reglas de la sintaxis conoce las pausas irregulares –la vacilación en la respiración– que acompañan a la mentira. Sabe cuál es la diferencia entre un episodio de rabia aislado y los hábitos a los que se aferra alguien cuyo amargo cinismo countinuará, sin razón y sin propósito, después de que ella haya empacado sus maletas y pronunciado un inseguro adiós. Tiene claro que en su vida no seré más que unos puntos suspensivos y no una etapa, y por eso sigue su camino, porque la sintaxis le permite reconocer el ritmo y la cadencia de una vida bien vivida.

Sal con una chica que no lee porque la que sí lo hace sabe de la importancia de la trama y puede rastrear los límites del prólogo y los agudos picos del clímax; los siente en la piel. Será paciente en caso de que haya pausas o intermedios, e intentará acelerar el desenlace. Pero sobre todo, la chica que lee conoce el inevitable significado de un final y se siente cómoda en ellos, pues se ha despedido ya de miles de héroes con apenas una pizca de tristeza.

No salgas con una chica que lee porque ellas han aprendido a contar historias. Tú con la Joyce, con la Nabokov, con la Woolf; tú en una biblioteca, o parado en la estación del metro, tal vez sentado en la mesa de la esquina de un café, o mirando por la ventana de tu cuarto. Tú, el que me ha hecho la vida tan difícil. La lectora se ha convertido en una espectadora más de su vida y la ha llenado de significado. Insiste en que la narrativa de su historia es magnífica, variada, completa; en que los personajes secundarios son coloridos y el estilo atrevido. Tú, la chica que lee, me hace querer ser todo lo que no soy. Pero soy débil y te fallaré porque tú has soñado, como corresponde, con alguien mejor que yo y no aceptarás la vida que te describí al comienzo de este escrito. No te resignarás a vivir sin pasión, sin perfección, a llevar una vida que no sea digna de ser narrada. Por eso, largo de aquí, chica que lee; coge el siguiente tren que te lleve al sur y llévate a tu Hemingway contigo. Te odio, de verdad te odio.

Sal con una chica que lee (Por Rosemary Urquico)

Sal con alguien que se gasta todo su dinero en libros y no en ropa, y que tiene problemas de espacio en el clóset porque ha comprado demasiados. Invita a salir a una chica que tiene una lista de libros por leer y que desde los doce años ha tenido una tarjeta de suscripción a una biblioteca.

Encuentra una chica que lee. Sabrás que es una ávida lectora porque en su maleta siempre llevará un libro que aún no ha comenzado a leer. Es la que siempre mira amorosamente los estantes de las librerías, la que grita en silencio cuando encuentra el libro que quería. ¿Ves a esa chica un tanto extraña oliendo las páginas de un libro viejo en una librería de segunda mano? Es la lectora. Nunca puede resistirse a oler las páginas de un libro, y más si están amarillas.

Es la chica que está sentada en el café del final de la calle, leyendo mientras espera. Si le echas una mirada a su taza, la crema deslactosada ha adquirido una textura un tanto natosa y flota encima del café porque ella está absorta en la lectura, perdida en el mundo que el autor ha creado. Siéntate a su lado. Es posible que te eche una mirada llena de indignación porque la mayoría de las lectoras odian ser interrumpidas. Pregúntale si le ha gustado el libro que tiene entre las manos.

Invítala a otra taza de café y dile qué opinas de Murakami. Averigua si fue capaz de terminar el primer capítulo de Fellowship y sé consciente de que si te dice que entendió el Ulises de Joyce lo hace solo para parecer inteligente. Pregúntale si le encanta Alicia o si quisiera ser ella.

Es fácil salir con una chica que lee. Regálale libros en su cumpleaños, de Navidad y en cada aniversario. Dale un regalo de palabras, bien sea en poesía o en una canción. Dale a Neruda, a Pound, a Sexton, a Cummings y hazle saber que entiendes que las palabras son amor. Comprende que ella es consciente de la diferencia entre realidad y ficción pero que de todas maneras va a buscar que su vida se asemeje a su libro favorito. No será culpa tuya si lo hace.

Por lo menos tiene que intentarlo.

Miéntele, si entiende de sintaxis también comprenderá tu necesidad de mentirle. Detrás de las palabras hay otras cosas: motivación, valor, matiz, diálogo; no será el fin del mundo.

Fállale. La lectora sabe que el fracaso lleva al clímax y que todo tiene un final, pero también entiende que siempre existe la posibilidad de escribirle una segunda parte a la historia y que se puede volver a empezar una y otra vez y aun así seguir siendo el héroe. También es consciente de que durante la vida habrá que toparse con uno o dos villanos.

¿Por qué tener miedo de lo que no eres? Las chicas que leen saben que las personas maduran, lo mismo que los personajes de un cuento o una novela, excepción hecha de los protagonistas de la saga Crepúsculo.

Si te llegas a encontrar una chica que lee mantenla cerca, y cuando a las dos de la mañana la pilles llorando y abrazando el libro contra su pecho, prepárale una taza de té y consiéntela. Es probable que la pierdas durante un par de horas pero siempre va a regresar a ti. Hablará de los protagonistas del libro como si fueran reales y es que, por un tiempo, siempre lo son.

Le propondrás matrimonio durante un viaje en globo o en medio de un concierto de rock, o quizás formularás la pregunta por absoluta casualidad la próxima vez que se enferme; puede que hasta sea por Skype.

Sonreirás con tal fuerza que te preguntarás por qué tu corazón no ha estallado todavía haciendo que la sangre ruede por tu pecho. Escribirás la historia de ustedes, tendrán hijos con nombres extraños y gustos aún más raros. Ella les leerá a tus hijos The Cat in the Hat y Aslan, e incluso puede que lo haga el mismo día. Caminarán juntos los inviernos de la vejez y ella recitará los poemas de Keats en un susurro mientras tú sacudes la nieve de tus botas.

Sal con una chica que lee porque te lo mereces. Te mereces una mujer capaz de darte la vida más colorida que puedas imaginar. Si solo tienes para darle monotonía, horas trilladas y propuestas a medio cocinar, te vendrá mejor estar solo. Pero si quieres el mundo y los mundos que hay más allá, invita a salir a una chica que lee.

O mejor aún, a una que escriba.

Fuente: http://elmalpensante.com/index.php?doc=display_contenido&id=1904&pag=1&size=n

miércoles, 18 de mayo de 2011

Ella no.

Destellosas sonrisas que perfuman tu soledad,
Te doy días de puro deseo que al final tendrás,
Te acobijo con mi cuerpo y beso tus delirios...
No hay forma de comparar mi mirar con eterna agonía
Y un misterio que asoma a un mundo de fuego.
No hay forma de comparar mis bellos pensamientos
Y divagues que tengo muy adentro,
No hay forma en que me compares con ella,
¿Acaso ella te da labios de hielo
Que cada día deseas más,
Acaso ella te da el alma con cada abrazo,
Es ella la que te hace alucinar?,
Dime, ¿ella alguna vez te ha conseguido
Un despertar de un sueño muerto,
Acaso su mirada te dice el
Dolor que tiene en su alma?
No hay forma de comparar
La pasión que te puedo entregar,
No hay forma de comparar mis quietas
Manos que esperan tu sombra llegar,
No encontraras forma alguna de olvidar
La caricia culpable que me hizo obsesionar...
No hay forma de comparar porque
No es ella,
ella no.
La que te ama soy yo.

jueves, 5 de mayo de 2011

Elogio de la normalidad.

Sigo sosteniendo
que soy una persona normal.
Soy una persona normal
que escribe historias normales.
Nunca he dicho que soy literata,
ni que sé escribir cuentos.
Soy una persona normal
que vive en un país normal.
No he dicho que soy "derechista"
o "izquierdista";
soy una persona normal
que acepta una realidad capitalista normal,
porque sabe
que no sirve matarse
para lograr un cambio normal,
por eso no me importa celebrar
el día de la mujer
o febrero 14,
no me escudo en decir
que son fechas
para la sociedad de consumo.
Pero no soy consumista,
aunque tampoco activista;
creo, normalmente,
que una solución existe solamente
si la puedo efectuar.
Soy una persona normal
que escucha música normal...
ésa, que no necesita de contacto corporal
para hacerse sentir
en los recovecos más profundos del alma.
Soy una persona normal
que tiene un oficio normal,
que ama el periodismo normalmente.
A veces el amor
produce actitudes normales.
Soy una persona normal
que lee normalidades
porque las cosas raras
no llegan a los corazones normales.
Sí, tengo un corazón normal
que no teme tener en frente al histrionismo
y seguir existiendo.
También, tengo una vida normal...
como, duermo,
respiro, parpadeo;
sobrevivo
y me da por vivir de vez en cuando,
pero las personas normales
también tienen días neutros.
Soy una persona normal
que tiene un cuerpo normal:
los dos ojos, la boca,
las extremidades completas,
no pueden hacerme menos digna;
de pronto incapacidad,
pero eso es otra cosa normal.
Estoy en un mundo normal
del que soy consciente,
no soy un fantasma
ni un recuerdo solamente...
Normal, pero eso sí,
en mi cabeza muy presente,
que ni común
ni corriente.
Soy una persona normal
porque un día descubrí
que admitirme rara
me hacía más normal todavía;
quien me llame extraña...
a lo mejor le sepo así.

domingo, 1 de mayo de 2011

Aire.

Soy feliz al escucharte,
Al sentir la alegría en tus palabras,
Sonrío al escucharte
Con la mirada distante.

Estás alegre, feliz,
Contento como...
Como un niño pequeño
Con zapatos nuevos.

Adoro sentirte así
Y ver tu sonrisa...
Sin verte porque a fuego
La llevo grabada en mi mente.

Mientras esos cristales finos
Que están en mi pensamiento,
Los cristales del miedo
que esta tarde he recompuesto...

Esos me hacen pequeñas heridas
Me dan cortes pequeños
Que duelen y queman,
Pero sanan si te tengo.

A veces pienso que mejor es no pensar,
Ya es hora de actuar...
Pero mejor te lo cuento otro día,
Quizás quieras descansar.

Me seguiré cortando por dentro,
Cortes finos y profundos,
Pero seré feliz sintiéndote
Cada noche al otro lado;

Resistiendo mis impulsos
Mis ganas por besarte,
Abrazarte...tenerte
Y a los ojos mirarte.

Porque sin ti me falta hasta el aire.

lunes, 25 de abril de 2011

Besos [Gabriela Mistral (1889-1957)]




Hay besos que pronuncian por sí solos
la sentencia de amor condenatoria,
hay besos que se dan con la mirada
hay besos que se dan con la memoria.

Hay besos silenciosos, besos nobles
hay besos enigmáticos, sinceros
hay besos que se dan sólo las almas
hay besos por prohibidos, verdaderos.

Hay besos que calcinan y que hieren,
hay besos que arrebatan los sentidos,
hay besos misteriosos que han dejado
mil sueños errantes y perdidos.

Hay besos problemáticos que encierran
una clave que nadie ha descifrado,
hay besos que engendran la tragedia
cuantas rosas en broche han deshojado.

Hay besos perfumados, besos tibios
que palpitan en íntimos anhelos,
hay besos que en los labios dejan huellas
como un campo de sol entre dos hielos.

Hay besos que parecen azucenas
por sublimes, ingenuos y por puros,
hay besos traicioneros y cobardes,
hay besos maldecidos y perjuros.

Judas besa a Jesús y deja impresa
en su rostro de Dios, la felonía,
mientras la Magdalena con sus besos
fortifica piadosa su agonía.

Desde entonces en los besos palpita
el amor, la traición y los dolores,
en las bodas humanas se parecen
a la brisa que juega con las flores.

Hay besos que producen desvaríos
de amorosa pasión ardiente y loca,
tú los conoces bien son besos míos
inventados por mí, para tu boca.

Besos de llama que en rastro impreso
llevan los surcos de un amor vedado,
besos de tempestad, salvajes besos
que solo nuestros labios han probado.

¿Te acuerdas del primero...? Indefinible;
cubrió tu faz de cárdenos sonrojos
y en los espasmos de emoción terrible,
llenáronse de lágrimas tus ojos.

¿Te acuerdas que una tarde en loco exceso
te vi celoso imaginando agravios,
te suspendí en mis brazos... vibró un beso,
y qué viste después...? Sangre en mis labios.

Yo te enseñe a besar: los besos fríos
son de impasible corazón de roca,
yo te enseñé a besar con besos míos
inventados por mí, para tu boca.

(Sólo para ti. ♫
Porque te has vuelto indefinible
a mis pobres versos,
a mis palabras humildes.
Porque ya no puedo inventarte en mi cabeza,
mientras sueño que mis ojos sólo ven
si mi mirada
puede trazar cada línea de tu cara,
porque sé
que al tenerlos cerrados
tu cabeza se agacha,
como si no soportaran
la vista de un amor bruto,
como si entregara mi corazón puro
y por ello se agobiaran.
No, imaginarte ya no puedo,
ahora sólo es un recuerdo...
recuerdo de tus caricias
con sabor a arena y tacto
de cacao;
de acuerdo,
prefiero eso a seguirte creando,
porque hoy juntos seguimos disfrutando
besos inventados
-¡"...inventados por mí para tu boca"!-. )

sábado, 23 de abril de 2011

Normas de convivencia.

Si abriste, cierra.
Si encendiste, apaga.
Si conectaste, desconecta.
Si desordenaste, ordena.
Si ensuciaste, limpia.
Si no sabes arreglar, busca al que sepa.
Si no sabes qué decir, cállate.
Si debes usar algo que no te pertenece, pide permiso.
Si te prestaron, devuelve.
Si no sabes cómo funciona, no toques.
Si es gratis, no lo desperdicies.
Si no es asunto tuyo, no te entrometas.
Si no sabes hacerlo mejor, no critiques.
Si no puedes ayudar, no molestes.
Si prometiste, cumple.
Si ofendiste, discúlpate.
Si no sabes, no opines.
Si opinaste, hazte cargo.
Si algo te sirve, trátalo con cariño.
Si no puedes hacer lo que quieres, trata de querer lo que haces...

jueves, 7 de abril de 2011

Bandos atrabiliarios.




¡Ah, quiero gritarte!
Aborrecerte
o ser capaz de ignorarte...
odiarte en el enojo
porque así podría olvidarte.
Disgustarme con las camisetas rojas,
las mochilas negras
y las uñas largas,
las caricias
tras una oscura bambalina
en el teatro,
los besos de un martes lloroso
y los juegos
de un viernes privado.
Porque cuando estoy con vos
me desaparezco.
Podría divorciarme
de los perdones,
las sonrisas torcidas
y los flojos pantalones...
de tus cejas
que se alzan como el sol.
Puedo tirar sátiras al amor,
a tus sueños,
a los míos
o a los desvelos;
¡pero a vos...!
A vos te quiero.

miércoles, 6 de abril de 2011

Nada.

Me gusta el olor a lluvia,
porque nada huele como ella,
y si ella no huele como nada,
entonces la lluvia no huele a nada.
Es como decir
que se siente como agua mojada.
Es como vos,
que no sabés a nada,
que sos simplón
y tu vibra es rara...
Sí, una vida extraña
que ni con el pasar del tiempo
deja de volverme loca,
deja de atraerme con misterios.
Te siento y tu tacto me embriaga,
aunque me puncés la piel con tus lágrimas...
son sólo caricias letales
que acompañan mi alma.
Pues eso.
Ahora pienso
y... ¡es una suerte que seás un nada!
Si fueras un algo,
sabrías a algo,
me harías sentir algo
y yo ya no sería más un algo.
Donde fueras un algo
yo no te estuviera escribiendo estos,
tan ridículos, versos.
No.
Quedate en la nada,
que me sabe más rica que el desamor.

jueves, 31 de marzo de 2011

Obsérvame en la invisibilidad.

Obsérvame.
Obsérvame en la invisibilidad,
y entonces sabrás,
serás consciente de lo que alguna vez
tuviste sobre tus manos...
besos desdibujados.
Mírame.
Mírame desaparecer entre las historias
que me gusta contar,
y ser feliz...
mírame y no te entrometas,
no te hagas visible...
o volvería yo a lo mismo.
Sólo veme y deja
que el ardor en tus brazos te consuma,
al no poder estrecharme más con ellos,
deja que lo único que ciña mi talle
sean mis misterios.
Date cuenta de que sigo viviendo.
Viviendo con el corazón puestecito en el pecho,
está ahí, para quien quiera arrebatarlo;
menos tú, que para querer tomarlo,
la indecisión te ha congelado.

sábado, 19 de marzo de 2011

A la sombra te sientas de las desnudas rocas [Rosalía de Castro (1837-1885)]

A la sombra te sientas de las desnudas rocas,
y en el rincón te ocultas donde zumba el insecto,
y allí donde las aguas estancadas dormitan
y no hay hermanos seres que interrumpan tus sueños,
¡quién supiera en qué piensas, amor de mis amores,
cuando con leve paso y contenido aliento,
temblando a que percibas mi agitación extrema,
allí donde te escondes, ansiosa te sorprendo!

—¡Curiosidad maldita!, frío aguijón que hieres
las femeninas almas, los varoniles pechos:
tu fuerza impele al hombre a que busque la hondura
del desencanto amargo y a que remueva el cieno
donde se forman siempre los miasmas infectos.

—¿Qué has dicho de amargura y cieno y desencanto?
¡Ah! No pronuncies frases, mi bien, que no comprendo;
dime sólo en qué piensas cuando de mí te apartas
y huyendo de los hombres vas buscando el silencio.

—Pienso en cosas tan tristes a veces y tan negras,
y en otras tan extrañas y tan hermosas pienso,
que... no lo sabrás nunca, porque lo que se ignora
no nos daña si es malo, ni perturba si es bueno.
Yo te lo digo, niña, a quien de veras amo:
encierra el alma humana tan profundos misterios,
que cuando a nuestros ojos un velo los oculta,
es temeraria empresa descorrer ese velo;
no pienses, pues, bien mío, no pienses en qué pienso.

—Pensaré noche y día, pues sin saberlo, muero.

Y cuenta que lo supo, y que la mató entonces
la pena de saberlo.

jueves, 17 de marzo de 2011

(?)



Si pudieras correr, te diría que lo hicieses.
Habla cuando no sepa qué dirás, qué decir.
Calla cuando hablar de musas quiera.
Calla si hace frío...
No me cubras de blanco.
¡Calla!
No tardes.
Si tus labios secos,
modulan un "te quiero"...
¿Cómo saber si es sincero?
Pues callaría.
Si guardases silencio, también callaría.

lunes, 28 de febrero de 2011

La luna es una ausencia. [Carolina Coronado (1820-1911)]

Y tú, ¿quién eres de la noche errante
aparición que pasas silenciosa,
cruzando los espacios ondulantes
tras los vapores de la nube acuosa?

Negra la tierra, triste el firmamento,
ciegos mis ojos sin tu luz estaban,
y suspirando entre el oscuro viento
tenebrosos espíritus vagaban.

yo te aguardaba, y cuando vi tus rojos
perfiles asomar con lenta calma,
como tu rayo descendió a mis ojos,
tierna alegría descendió a mi alma.

¿Y a mis ruegos acudes perezosa
cuando amoroso el corazón te ansía?
Ven a mí, suave luz, nocturna, hermosa
hija del cielo, ven: ¡por qué tardía!

domingo, 27 de febrero de 2011

No.

No importa si no puedo hablar con él.
-¿Por qué no?
Porque no me quiere.
-¿Por qué lo dices?
No lloraría en mi funeral.
-¿Y tú lo quieres?
No.
-¿Y entonces, qué con él?
Sólo me gusta...ba.
-¿Qué te gustaba?
Su cabello liso-ondulado, sus ojos, su piercing, que es alto, su mente... algo.
-¿Viste su corazón?
No. No antes de abandonar batalla.
-¿Cómo puede gustarte alguien cuyo corazón no has visto?
No me gusta.
-¿Entonces por qué sigues hablándome de él?

martes, 22 de febrero de 2011

Para un menino gris.

A ti, extraño, que tus palabras suave soplan como el viento.
A ti, extraño, de quien no se nada pues no conozco mi propio reflejo.
A ti, extraño, en un planeta cuadriculado donde la poesía se ganó un rincón.
A ti… que te contemplo en cada ojo que brilla;
en cada tatuaje con forma de luna (y eso que son dos los que he visto),
en cada perforación de la piel… en una canción.
A ti, extraño, que a menudo depositas más locura en mi vida.
Extraño, ¡a ti!, que haces que mi ego se desdibuje cada vez que quiero escribir…
como una musa que corre escaleras abajo luciendo una falda azul.
A ti, extraño, que desmenuzas los nervios para poder hablarme
…de las revoluciones de oprimidos de antaño como de tus trabajos de la universidad.
A ti, desconocido al que quiero besar. Quien deseo que no se estremesca con el roce de unos labios al modular.
A ti, extraño, te reservé un lugar.
Allí no van a preguntar si lees, qué escribes, si comes, qué oyes…
Allí te hablan de jugar. A que no hay. Desconfianza, orgullo desatinado o dramas personales. Hay que vivir solos en compañía ya.
Sí, ahí está. Ése, el espacio que lleva tu nombre.
(¡Pst! ¿El nombre de quién?)
De un viejo amigo.

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Musa: Como desde el 28 de enero...
Mientras sí: Escucho "Muñeca de trapo" de La Oreja de Vangogh, y recuerdo la historia de Misato Katsuragi y Kaji Ryouji en Neon Genesis Evangelion.
Mientras no: Quiero leer docs. de Saber Social o estudiar Literatura.
Después: Leer.
Presagio: No quedó tan bien xD.
(Se agradecen comments :P)

jueves, 17 de febrero de 2011

Sola. [Alone, Sara Teasdale (1884-1933)]

Estoy sola: a pesar del amor,
A pesar de lo que tomo y lo que doy,
A pesar de toda tu ternura,
A veces me pesa vivir.

Estoy sola, como si estuviera de pie
Sobre el pico más alto del mundo,
Acompañada por remolinos de nieve,
Y sobre mí: un infinito espacio desplegado;

Con la tierra oculta y cielo escondido,
Y sólo el orgullo de mi propio espíritu
Cuidándome de la paz de aquellos
Que no están solos, habiendo muerto.

lunes, 31 de enero de 2011

Soñando despierta...



Ya es de madrugada
y sigo pensando en ti.
No puedo dormir
y no me concentro...
comienzo a hartarme
de no saber qué es lo que siento.
Y es que eres tan difícil
que siendo predecible
te vuelves impredecible...
tu misterio me captura
y en espesa niebla me envuelve,
y lo único que después
me queda por hacer
es declamar a la luna,
la dama perlada
que conoce todas mis penas.
Sé que a tu lado
sólo encontraré tormenta.
Pero la calma es aburrida,
y en mi afán de besarte,
necesito tanto tocarte
que temo perderte;
pero tampoco deseo
volver a lo de siempre.

Cuento para irse a dormir...



¿Vienes a jugar conmigo?


Hace un tiempo, una amiga mía y yo decidimos hacer espiritismo por primera vez, ya que nunca antes nos habíamos atrevido a hacerlo. Llamamos a otras dos amigas para que nos acompañaran ya que a mí me habían dicho que probablemente con sólo dos personas sería más difícil que saliera algo. Nos costó trabajo convencerlas pero al final cedieron. Lo preparamos todo y, un poco asustadas, comenzamos.

Pasó mucho tiempo y una de las compañeras a las que habíamos llamado, dijo:

-Yo me voy de aquí, menuda tontería esta de la ouija -Nosotras nos asustamos un poco y decidimos dejarlo para otro día.

Al cabo de unos días, la compañera que se había ido, me llamó, aterrorizada, diciéndome que, de camino a casa después de haber ido a estudiar a la biblioteca, al pasar por delante de una casa en ruinas que hay cerca de la suya, una niña vestida de blanco le había pedido que jugara con ella. Mi amiga le dijo que no podía ya que tenía prisa por llegar a su casa, y acto seguido, la niña comenzó a llorar con lágrimas de sangre. Mi amiga salió de allí corriendo y al llegar a casa, me había llamado. Hasta ahí fue lo que me contó. Yo en un principio me lo tomé a broma, pero algo me hacía pensar que mi amiga hablaba muy en serio.

En mi habitación comencé a darle vueltas al asunto y me acordé del día en que habíamos hecho espiritismo y de las malas maneras con las que mi amiga se había retirado. Pensé que no tendría nada que ver y me dormí. Al día siguiente esa misma amiga me llamó porque iba a quedarse sola en casa estudiando y tenía miedo, así que decidí acompañarla, yo tenía también que estudiar.

Cogí un autobús y, ya en su casa, nos pusimos a estudiar. De repente, oímos a nuestra espalda un ruido como de arañazos; las dos miramos y comprobamos horrorizadas que la niña que ella me había descrito estaba sentada sobre la cama de mi amiga arañando la pared. Salimos corriendo de la habitación y al llegar a la puerta observé que mi amiga no estaba, pero yo estaba demasiado asustada para esperarla.

Un rato después, la policía llamó a mi casa informándome de que mi amiga había muerto de un ataque de asma
. La habían encontrado en las escaleras de su casa, con una expresión de terror en su cara.

Yo estuve en tratamiento psiquiátrico unos meses y ya me estaba recuperando...pero el otro día en mi buzón apareció una nota escrita con letra de niña pequeña que decía: "Tu amiga murió por no jugar conmigo. Tengo una muñeca nueva...". Yo creo que es una broma de algún chico del pueblo, pues nuestra historia se ha hecho bastante popular, pero por otra parte tengo suerte.

(Fuente: www.misabueso.com/esoterica)

jueves, 20 de enero de 2011

Otra vez...



Imagino que son amarillas,
vigilando los amores olvidados...
para que no salgan del olvido
y la nueva ilusión se quede a mi lado.
Esta vez es algo distinto,
¡abstracto!,
sin embargo, con el corazón
es que lo vivo.
¡Vivo!
Porque ya no estoy sobreviviendo;
ojalá se vuelva un vicio...
uno que no vuele con el correr del tiempo.