lunes, 19 de noviembre de 2012

Versos estúpidos

"Te espero cuando miremos el cielo de noche. 
 Tú allá, yo aquí" 
 -Mario Benedetti.

Como un balón que divertido rebota,
brilla tu mirada titilante ante aquello que te emociona...
como ese lunar
que vigila las palabras que salen de tu boca,
así me miraba aquella noche celosa.
Sí, también te he observado,
he visto al niño que juega dentro,
he visto al hombre que imagina agravios;
pero no puedo ser yo quien abra tus ojos, amor mío,
si estás atrapado en una utopía estoica de amor subversivo.

Pero por supuesto, eso no lo sé,
solo lo imagino,
porque te quiero cerca,
quisiera que volvieras...
¿La razón?
Mientras para ella 
eres un peripatético cielo lleno de estrellas,
para mí eres simplemente
mi amor natural.

Eras, simplemente, mi amor natural.

jueves, 15 de noviembre de 2012

Costumbre

¿Quién eres?
¿Aquella que me vigila al otro lado de la cama?
¿La que acaricia a mi amado con una daga afilada?
¡Qué engañosa se volvió tu piel encenizada!
Esa, por la que tantas veces él pasó sus manos, memorizando cada uno de sus pliegues...
¿Quién eres?
¿Ese drama de alquiler?
Con pedazos de personalidad hurtados
y algunos tratos maquiavélicos;
"no salgas más con ella",
el fin justifica los medios.

Ya lo sé:
eres quien promete rosas
y entrega capullos de espinas camufladas...
pero él prefiere recibir lo que parece
que arriesgarse a no obtener lo que acaece.
Descuida... ya le hablé.
No, no le prometí el cielo que no puedo darle;
no tuve, como tú, 
el tiempo de repetir premisas falsas
hasta volverlas reales.
Le dije una mentira más astuta: que lo entendía.
Que se marchara porque al final,
con el tiempo yo también podría convertirme en costumbre.

lunes, 12 de noviembre de 2012

Existir

Acaecer
Convertirse
Llegar a ser...
Sos ya en mis letras.
En mí.
Como la naturaleza que resulta quererte.
¡Cómo la pavada que es quererte!
Los absurdos de besarte,
el palíndromo de dejarte,
la sinalefa ansiosa de tocarte
y los versos que golpean las paredes de mi estómago,
desviviendo por salir y gritarte.
Existís,
y me pica la existencia cuando sonreís...
me gustaría que tu sonrisa no existiera
o que volviera...
es igual.
Me gustaría que tú, por voluntad cualquiera
quisieras existir en mí.