domingo, 30 de diciembre de 2012

Más

Más que pensar en la pobre originalidad que me queda,
más que pensar en todas esas palabras que aún no te digo,
más que los hechos que comienzan a hablar por mí misma,
más que mis manías ocultas bajo el colchón de mis convicciones,
más que el amor que le tengo a mi madre,
más que lo torpe de mis versos cuando se tratan de vos,
más que mis ganas desaforadas de conversar cada que apareces,
más que mis dolores de espalda,
más que tu forma de quererme atolondrada,
Atolondrado,
más que la rabia que se disimula con los besos
(que se calma)
más que mi religión -lo natural-
más que mi corazón difuminado,
más que mi risa que se escucha cuatro cuadras a la redonda,
más que brincar cuando me pican el costado,
más que mis experimentos,
más que mi deseo de largarme a beber vino, ver fútbol y comer carne,
más que ese tintineo molesto...

Cómo es posible que, más que a mis libros...¡yo te quiera tanto!

¿Qué puedo esperar cuando ya he roto mis propias reglas?