domingo, 1 de diciembre de 2013

Prefiero

...prefiero verte envuelto
en esa bruma pegajosa
que pixela mis sentimientos
y pone mi amor borroso
¿Amor?
Prefiero no llamarte amor
y sujetar los pocos buenos recuerdos
Definitivamente prefiero
amar al niño que cuidaba
y no al cerdo
Prefiero permanecer en la posición de un anhelo
nacido del arrepentimiento
y dejar que corran los dos ríos que nunca debieron cruzarse.
Debería dejar que te quedés lejos
donde tu olor no me toca
y mi voz no te llama,
"quedate en la nada que me sabe más rica que el desamor".

jueves, 17 de octubre de 2013

3 de agosto

Cerrar los ojos fuertemente y cruzar las piernas
para contener el deseo de gritar tu nombre a cientos de kilómetros.
Cepillarme los dientes con ahínco
para que la gingivitis remplace
 la sangre con la que acababan los mordiscos de tus besos,
e ir a acostarme,
a reposar en una cama tan diferente a tu cuerpo,
 en la que se hunde mi figura
y no se rebela contra mi histrionismo.
La cuestión es la impotencia de extrañar unidireccionalmente,
dejando que los recuerdos se cuelen por las cavilaciones más nimias
y la mente se pudra con el dramatismo de la ausencia.
 A veces la minúscula motosierra
que parece ser mi voluntad
toma tu foto y le pinta un gran bigote y diente chueco,
se burla de tus canciones, tus juegos y tus planes;
mas no ha podido cercenar ese último abrazo
y lo melifluo que fue dormir con vos al menos una hora...
ese beso que enviaste hacia la puerta del taxi en el que partí,
que se quedó flotando en una calle del centro.
Como ese beso, hoy estoy flotando yo,
oscilando entre un futuro brillante donde no estás vos
y el fracaso de completarme con mis sueños rotos recién pegados.
Y cada nueva noche seguiré soñando
a ver si la brecha se acorta con los años,
pero siempre con las piernas cruzadas y los ojos cerrados.

miércoles, 25 de septiembre de 2013

Y sé muy bien que no estarás




"Y algún día dejaré de enojarme, amor mío, sin que sea por ti, y compraré bombones... para mí. Me pararé en la esquina en la que seguro has estado sin mí, y no diré las palabras que se dicen y no comeré las cosas que se comen y no soñaré las cosas que se sueñan y sé muy bien que no me importará tu ausencia".

lunes, 26 de agosto de 2013

Promesa

Haberte dicho en medio de fósforos y lágrimas
que siempre iba a acordarme de vos
fue lanzar ante el humo del cigarro
esa "sentencia de amor condenatoria".
No era tan sencillo como botar mi camisa al suelo
en medio del frenesí
-o la calma, los martes-
y dejar que se llenase de los pelos de tu perro.
No era tan sencillo como mentirle a mi madre
acerca de mis actividades diarias.
No era tan sencillo como romper la promesa
de no volver a buscarte.
Pero no volví,
no volví,
no he vuelto.
Ni siquiera he vuelto en mí,
todavía salto entre tus cabellos largos,
los que siempre idealicé.
Todavía me veo acariciándote el pecho paradisíaco,
para que se calmara la rinitis
y dejaras de estar agitado.
Todavía me imagino besando
tus mejillas agrietadas,
soplándote para correr el sudor de tus sienes,
queriéndote decir con gritos ahogados que te amaba.
Pero un día me prometí que no se ama en poco tiempo
y que el amor es cuestión de naturaleza,
no de conexiones mágicas absurdas.
Y como adiós solo me lanzaste un beso,
que se quedó flotando en los primeros tres centímetros
que respiro
y que al suspirar siempre saboreo,
y que por él no me puedo acordar de las últimas palabras que me dijiste.
Y por no acordarme y romper la sentencia,
nació la promesa de no buscarte de nuevo.



Hoy es siempre todavía, por y para vos, S.C.B.

lunes, 8 de julio de 2013

Si pudiera elegir no quererte...

Si pudiera elegir no haberte conocido
no conocería la delicia de perder fobias absurdas.
Si pudiera elegir no haber tocado tus labios
me importaría el mundo que alrededor de mí se alza.
Si pudiera elegir no haberme equivocado
no serían tan intensos mis besos,
esos que hoy te regalo con la esperanza de una huella impresa.
Si pudiera elegir no jugar
dejarías de ser mi no historia más bella
y todas las noches de abrazos negras
se escurrirían por mi espalda.
Si pudiera elegir no gustarte
no tendría la necesidad de corresponder los te amo que se escapan
por las ventanas del primer orgasmo.
Si pudiera elegir relevancia
llenaría mi pared de etiquetas a modo de venganza,
pero dejaría al amor agotarse en palabras.
Si pudiera elegir no quererte...
me largaría de este país sin remordimiento alguno;
aún voy a irme,
de mis días
de tu vida
pero si pudiera elegir
conmigo te llevaría.

viernes, 26 de abril de 2013

Adiós, Pelirroja



Casi siempre me detengo
a observar ese cabello
en el que tantas veces quise enredarme,
ese que se pone opaco con el sudor,
las penas
y el caramelo de tu pensamiento ingenuo.

Pero es rojo,
como el carmín que le untás a tus labios
y esas cosas te hacen una mujer fatal.
Un corazón límpido
que quisiera ensuciarse por sí mismo.

De vos me despido,
pelirroja despintada,
ya no vale seguir en la ruleta
donde se juega el amor y la nada,
y la nada allí es todo
y el amor... pura mierda.

Como tu actitud falsa.
Como tus dramas
que me reafirman recuerdos prefabricados de convicción.

Sé que si lo pido,
no te marchás...
pero en cambio, te dejo ir
para que los celos pasen a otra,
para que la envidia comience a alimentar las raíces de los árboles
y par que las desgracias se vayan a inspirar
a los estudiantes febriles de Literatura.

Las desdichas deben ser ajenas,
más para uno que no es escritor.

¡Adiós, Pelirroja!

miércoles, 3 de abril de 2013

¿Cómo decirlo?


¿Cómo frenar el ímpetu de la palabra "basta"?
Cómo ocultar mi deseo
de emancipación absurda,
cuando alivianás los pesos de mis dudas
y de esa obsesión que aún no olvido.
Cómo negarle la magia a un último encuentro,
el último con sabor al mañana que se alarga
como se alargan los besos cuando la vida real acosa palmeando el vidrio.
Cómo admitir que lo peor de estar con vos es estar sin vos
y odiar la distancia
el tiempo
la conexión prohibida
la palabra equivocada.
Cómo afirmar un cariño amorfo que me empuja
hacia atrás.
Pero fuiste ese paso atrás que siempre quise dar
porque valía la risa y no la pena
porque siempre pronunciaba "adiós" cuando pensaba en "quedate",
y cuando dije quedate, desapareciste.
¿Cómo desapareciste?,
si sos el hombre más relativo del mundo...
mas el problema fue
acostumbrarme a que vendrías
a los besos que nunca quise dar desde el principio.
¿Cómo puedo hablar?
Si hasta callando demuestro
que sos el problema que quisiera tener siempre conmigo.

sábado, 30 de marzo de 2013

Inherente

Soy aquel fantasma que te visita por las noches,
buscando deshacer los pasos.
Desdibujar cada beso que te di,
extinguir la ira que me roe las entrañas.
Qué agridulce es observarte de lejos
y poder declarar que todo acabó.
Que parezco navegar en un eterno
sueño muerto
donde las posibilidades obsoletas
son mi único ancla.
Ya la ironía se acuesta a mi lado
y me tiene escribiéndote de nuevo,
depositando mis palabras
en el oído de un costal de huesos,
mientras mi mirada vacía
sigue esperando esos ojos infinitos.
La obsesión cobra un peaje caro,
yo solo le pido al Cielo
-si es que para mi existe alguno-
que un día se salde mi deuda
y deje de exhumar los restos de mis convicciones
para mantener esta absurda barca a flote.
Levanto la bandera de auxilio
pero se parece más a la de piratería,
saquearía cualquier recoveco del universo
a cambio de un poco de paz.
Pero mi paz ya duerme a tu lado,
ese fue mi regalo de Navidad.
Es ella a quien vigilo por las noches,
Es la razón por la que te visito.
Por ella dejo encender de nuevo mis entrañas,
por ella beso acalorada las sobras de tu sombra.
Y vuelvo a sentir la bilis subiendo por mi garganta
y con ella, las náuseas.
Las ganas de chupar y escupir el veneno...
pero es lo poco de ti que me queda.
Espérame entonces,
cada vez que sople el viento
recogeré otra dosis.

jueves, 14 de febrero de 2013

Efraím Medina.

"Una Mujer Posible" - Efraim Medina Reyes

No sé quien eres y estás en mí como las uñas que se aferran y crecen desde mi carne. Cada cierto tiempo las corto con indiferencia, pero si intentara arrancarlas el dolor sería insoportable. También la idea de que existas se pierde a veces en los laberintos de mi mente y luego, como las uñas en mis dedos, me impone de nuevo su presencia. ¿Debería llamarte amor? A fin de cuentas eres abstracta, sin peso alguno en mi realidad. No perteneces a lo sucesivo y, sin embargo, le das forma a mis sensaciones. Imagino tus pasos, el olor de tu cuerpo desnudo en la penumbra perfuma mi silencio. Me tiendo en el vacío y siento como este brusco sentimiento me invade. Tu voz vibra como un lejano diapasón en la noche invisible. Es como si estuvieras grabadas en mis ensoñaciones y delirios, suspendida en una dimensión sin horas ni testigos. Te pienso y te extraño, encuentro tu ser a medianoche y me fundo en ti. Mi carne se hunde lentamente en la tuya y no hay límite ni frontera. Mis palabras acarician las tuyas. Somos tu y yo un sortilegio que atraviesa la realidad. No importa tu nombre, sé de memoria el color de tus ojos. Mi vida no incide en tu vida. Tu vida es gris, tienes un nombre y un oficio, tienes un hombrecito y él tiene un nombre y un oficio. Tienen su previsible amor y el deseo que se ha ido destiñendo y ahora es más obligación que placer, más costumbre que ganas. Tienen sus cuentas pendientes, sus discusiones, sus crisis, sus listas, pedos y mentiras. En la cama, aburrida, intentas conciliar el sueño. Tu perfecta vida es breve e insípida. Tiemblas al sentir que rozo tu cuello, que penetro tu ansiedad. Soy el sueño prohibido. Mis manos aferran tu carne, tus piernas se abren, me adentro en tu cuerpo y tu mente, mis labios te queman, mi lengua se hunde en tu culo, de tu boca entreabierta escapan quejidos. Tu hombrecillo ronca como una estúpida, risueña y pesada nada.  

Qué triste que otra persona ya haya pensado antes lo que siento por vos.


Foto: Chris Catalina Convers.

jueves, 10 de enero de 2013

Una cosa a la vez

Algún día me haré entender
algún día llenaré vacíos,
algún día dejaré la doble cara
que hacia la derecha rechaza la banalidad con tanto ahínco
y hacia la izquierda pasa una hora completa lavándose el cabello.
Algún día leeré todos esos libros
algún día dejaré atrás la miopía
y me haré vieja por fin
-es lo que todos esperan.
Algún día escribiré algo visceral
o una buena historia,
algún día recordaré empacar en mi bolsillo la mariposa
que pagaré al amor cuando me encuentre. 
Es por eso,
sabe que no tengo plata.
Algún día llevaré a mi madre a Holanda,
así sea impulsada solamente con su esperanza
de que mi emergente profesión me hará rica.
Soy rica:
tengo papel, tinta...
no sé qué hacer con ellos,
pero mantienen la soledad a raya.
Creo que algún día a la soledad abrazaré;
por ahora tengo papel,
que me sirve para calmarme a la par que hago promesas.
Algún día dejaré de hacerme promesas,
pero una cosa a la vez.