sábado, 31 de marzo de 2012

Rojo


Rojo.
Rojo como se pone el cielo cuando sufrís.
Metal que me ata a la tierra, 
a vos, mi puerto, mi imán;
pero que me deja soñar 
con la inmortalidad.
Mirá mis labios, 
son los besos que se desdibujan en tu cuerpo
desde hace un año.
Y sonrío mientras mi cuello se evapora,
mi torso se vuelve volátil:
tal vez porque querás volar conmigo,
tal vez porque vendrán tiempos mejores cuando ya no podás sujetarme. 

domingo, 25 de marzo de 2012

Lily

Qué difícil es ser observador
de la felicidad ajena
tras un delgado vidrio.
¿Felicidad?
Confieso que lo ignoro
cuando vos creés saberlo
por analogías de la ausencia.

Sé que ves tus propios besos
en boca de alguien más,
palabras bellas
que no harán eco en tu mente,
que imágenes en la suya se convertirán.
Sabés que con él me río más,
sabés que no deja las cosas como están.
Pensás que tiene mi cuerpo,
mi arrugado corazón,
mi tiempo
y sobre todo,
mis versos.

No lo niego.
Pero tuyos son los méritos,
por estar ahí solamente.
Porque hablando, sin darte cuenta,
me reparabas el alma.

Mas lo que no sabés
es que verdaderamente me enamoré
de un amasijo de contradicciones que
me sorprende a cada rato,
aunque no sea gratamente.
Quería vivir y amar también,
pues ser amada
para mí nunca fue nada.

Necesitaba y necesito entregar una parte de mí
que pudiera agrandar un corazón,
y mi manto para el tuyo ya no alcanzaba...
¡es tan grande!

Lo es tanto que mi pecho no sería un buen hogar.

Y sí, muchas de mis lágrimas se las debo,
sé que vos no me harías llorar...
pero no quiero regalarte una monotonía
que con múltiples raíces se quedara
por cortas eternidades;
una que no pudieras soportar y quisieras
terminar siendo ciego.

Con el vidrio al menos
podés ver que sigo en una sola pieza.
Con el vidrio, yo veré
que te liberás del peso que mis actos
alguna vez te propinaron.
Y sé que saldrás del fango,
que saldré de vos.

El vidrio no está fragmentado,
por lo tanto,
los golpes contra él no te harán tanto daño.
Las raíces,
en cambio,
te exprimirían hasta desangrar.
No quiero más sangre que la mía.

"No me digas te amo desde la tumba".





Entendeme, yo nunca quise nada con vos. ¡Y qué boludez!, nunca habrá otro amigo como el que sos.

jueves, 8 de marzo de 2012

Propiedad horizontal. [Sandra Uribe Pérez]

Él administra los males de mi corazón,
los dosifica
en módicas cuotas semanales
a intereses muy bajos.
Su salario es un beso cada tercer día
y un abrazo al desayuno.
A cambio,
él lleva un libro de contabilidad
completamente actualizado con mi estado civil
y mis promesas rotas
y elabora con agilidad las cuentas de cobro a mi tristeza
para hacer la retención en la fuente de mis lágrimas.
De vez en cuando aparecen saldos en rojo de alegría
y es porque hice sobregiros en el banco de algún parque
mientras me entretenía atrapando la voz de los pájaros
en el caracol de los sonidos.
Siempre hay inconvenientes cuando decidimos pasar
los libros y las actas al revisor fiscal,
nunca se sabe por qué faltan besos
en el inventario del olvido.

*En mi defensa quisiera anotar que a veces publico trabajos de otros versadores porque, más que ser un espejo para mí, me maravilla lo melifluo de sus obras.

sábado, 3 de marzo de 2012

Olvido



Y tú sigues siendo
aquel poema nunca escrito,
rodeado de quimeras insondables
y de paraísos perdidos.
De besos nunca entregados,
de deseos nunca expresados...
de gritos mudos
y gemidos amargos.
Y reposas en las fotos de mi memoria
como perpetuo castigo,
y en mi cabeza
los campanazos repiquetean...
porque quiero amarte
y a ti aferrarme,
a ver si a mí misma me devuelvo,
a ver si menos amarga me siento.
Pero tu nombre recuerdo
y entonces todo lo comprendo...
te llamas olvido
y no encajas con una mujer hecha de recuerdos.