viernes, 14 de junio de 2019

Cadáver al óleo

Es de noche y solo está tirada en la cama, con la mano sobrepuesta sobre esa almohada de felpa que amaga a estrujar por sus ganas. Jadea sobre ella. La delgada blusa de color azul le cubre el pecho y esconde un corazón desbocado. Siente que le pican las entrañas. Cruza las piernas para contener el escozor, pero también le duelen, por tantas noches que las ha cruzado con fuerza y un accidente absurdo que nada tiene que ver con esta historia. Acaba de darse un poco de amor, pidiéndole al cielo y los dioses que le den sueño y olvido prolongado. En lugar de eso, su piel le rememora que acaba de apretarse el clítoris como vos se lo apretabas antes de succionarlo, antes de girar la manija, abrir la llave y fiar algo del placer cuyos restos solamente yacen hoy en su propio interior. Cada noche teme que se le agoten las ganas y sin embargo, esta noche, la cistitis le apretuja el abdomen y entonces va hasta el baño a dejar que los orines se vayan con lo que sea que vos le diste durante un rato, por el inodoro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario